¡3:53:23! Finalmente, lo logré y bajé de las 4 horas en la maratón de San Sebastián. Una experiencia que fue más allá de lo físico y que supuso una travesía emocional y mental que me llevó a superar límites que creía inalcanzables. La carrera fue impresionante. Disfruté cada kilómetro, cada ánimo del público, cada paso que me acercaba a la meta. Fue una jornada de esfuerzo y triunfo que se quedará grabada en mi memoria.
Semana Previa
La semana previa a la carrera estuvo teñida de nervios y miedos. El entrenamiento me lo tomé con mucha calma y solo hice rodaje suave martes y jueves. Ya hemos explicado que en la semana de la maratón el pescado está vendido, así que lo mejor es fiarte de tus sensaciones. Aunque las sensaciones no eran malas, las maraonias, ese mix de maratón y paranoia, me estuvieron rondando la cabeza durante toda la semana. Sentía molestias en la rodilla (que eran ciertas) y una sensación brutal de no estar preparado.
A partir del jueves los nervios fueron en aumento y algunas señales parecían indicarme que no tenía que correr la maratón. Casi pierdo el tren de camino a Madrid (muchas gracias al conductor Uber que no pudo esperarme 3 minutos) y posteriormente el avión que nos llevaba a San Sebastián tuvo que regresar al aeropuerto por unos problemas en una de sus rueda (o eso al menos os comunicó el piloto) que finalmente pudieron ser resueltos.
Finalmente, pudimos llegar al aeropuerto de San Sebastián cerca de las 10 de la noche. Por cierto, mensaje importante para todos los que viajen a San Sebastián: si llegas tarde no te va a ser fácil el traslado a la ciudad porque no hay apenas taxis, los sitios de alquiler de vehículos están cerrados y el último bus pasa sobre las 10. Una vez en Donosti, cenamos unos cuantos pintxos (sanos) y a la cama.
Fin de Semana
El sábado empezó con un desayuno energético y contundente: tortitas con plátano y crema de cacahuete y, ya con las energías a tope, directo a la feria del corredor. Una feria muy simplona, con prácticamente nada destacable y unas colas bastante largas. No me gustó la organización. Este sábado finalmente no salí a hacer la típica carrera de activación, pero caminé más de lo debido para al final completar unos 12 km. Y es que es difícil resistirse a pasear por una ciudad tan bella como San Sebastián.
Este día incluyó la clásica comida de carga de carbohidratos en un buen italiano y unos pintxos de cena. Por lo demás, pocas novedades. Intenté no hacer nada raro este día previo y tratar, en lo máximo de lo posible, como si de un día normal se tratase.
Y por fin llegó el domingo 26 de noviembre, el día de la Maratón de San Sebastián.
Me desperté a las 7 de la mañana, con tiempo suficiente para poder hacer todas las cosas importantes que se deben hacer antes de la carrera (guiño, guiño). Tuvimos la suerte de alojarnos a solo 500 metros de la línea de salida, por lo que pude salir de casa apenas 10 minutos antes del inicio de la prueba y no quedarme frío con las esperas.
En este sentido, la climatología el día de la maratón se alió todos los corredores. Después de varias semanas de lluvia, el fin de semana en San Sebastián dio una tregua y el domingo tuvimos un día de sol excelente. Freso, pero sin viento, que a las 10 de la mañana daba unas condiciones casi perfectas para correr. Y menos mal, porque aún tengo el recuerdo de la maratón de Miami, donde tuve que esperar más de 2 horas con unas temperaturas alrededor de cero grados. Y recuerdo esa espera como algo terrible.
Mi Maratón
Voy a ser breve resumiendo mi carrera porque fueron casi 4 horas, pero todo pasó bastante rápido. La carrera transcurrió de manera excelente. Desde el principio las sensaciones fueron muy buenas y tuve plena confianza en que si me respetaban las lesiones cumpliría el objetivo, o al menos me quedaría muy cerca. Sentí algunas molestias en las rodillas entre los km 10 y 20, pero poco más en el apartado negativo.
La evolución del ritmo en los parciales cada 5km [5:39, 5:37, 5:47, 5:37, 5:25, 5:19, 5:22, 5:28, 5:23, 5:23] evidenciaron mi buen estado de forma y cómo fui mejorando a medida que avanzaba la carrera. La llegada a meta fue emocionante, con un gran ambiente y mucho público animando (ver vídeo).
La celebración post maratón incluyó dos comidas exquisitas: pintxos al mediodía y una cena de categoría acompañada de un buen vino tinto para poner el broche de oro a este gran día.
Esta Maratón de San Sebastián ha sido una experiencia increíble. Ahora toca descansar unas cuantas semanas y pensar en el próximo objetivo para, por qué no, bajar a 3:45:00. Ya veremos, pero, ¿quién dijo miedo?
Estadísticas Finales* en la preparación para la Maratón de San Sebastián:
*Estadísticas recogidas con la APP de Adidas Runtastic. Sígueme si no me crees