Un escándalo de proporciones mayúsculas ha sacudido a la comunidad del running tras la reciente Maratón de la Ciudad de México, un evento celebrado el 27 de agosto y que goza de la etiqueta oro de World Athletics. Según fuentes oficiales, un estremecedor 36% de los 32.640 atletas que participaron en la carrera podrían haber incurrido en trampas para finalizar los 42,195 kilómetros de la prueba. Esto se traduce en que más de 11.000 corredores podrían ser descalificados por haber recurrido a tácticas fraudulentas para alcanzar la ansiada meta.
Las estrategias de los corredores infractores van desde montarse en el transporte público hasta utilizar sus propios coches para acortar la distancia a recorrer, pasando por ingresar en puntos intermedios de la carrera, especialmente cerca del casco histórico de la Ciudad de México, en el kilómetro 35. El objetivo: cruzar la línea de meta, llevarse la medalla de ‘finisher’ y, en algunos casos, alardear de un tiempo increíble en redes sociales.
La detección de estas prácticas deshonestas fue posible gracias a la tecnología de seguimiento que incorporan los chips de los participantes. Estos dispositivos deben pasar por diversos puntos de control ubicados cada cinco kilómetros a lo largo del recorrido. Cualquier anomalía en estos registros se traduce en una alerta, lo que llevó a una investigación exhaustiva que se ha hecho pública principalmente a través de la página de Facebook ‘Los CazaTramposos del Maratón’.
El falso récord del mundo
Uno de los casos más descarados y que ha generado una gran polémica en las redes sociales fue el de un corredor que publicó en su perfil de Facebook haber terminado la carrera en tan solo 1 hora y 19 minutos. Un tiempo que no solo superaría el récord mundial de Eliud Kipchoge por más de 40 minutos, sino que sería una hazaña físicamente imposible de lograr.
En respuesta a la oleada de críticas y acusaciones en las redes sociales, el Instituto del Deporte de la Ciudad de México ha emitido un comunicado en el que asegura que se está llevando a cabo una investigación minuciosa para identificar a los tramposos. «No sólo se trata de mantener la integridad y el prestigio de un evento de calado internacional, sino también de reafirmar los valores fundamentales del deporte», señala la declaración oficial.
La descalificación masiva de participantes en la Maratón de la Ciudad de México no solo daña la reputación de uno de los eventos deportivos más destacados de Latinoamérica, sino que también plantea interrogantes sobre la eficacia de los sistemas de control y la ética deportiva en las competiciones de alto nivel.
A medida que la investigación avanza, queda claro que este escándalo podría tener consecuencias duraderas para el futuro de las carreras de larga distancia en México y, quizás, en el resto del mundo. Este caso pone en la mesa una cuestión crítica: ¿hasta qué punto estamos dispuestos a ir para cruzar la línea de meta?
RunFit habla con un tramposo
Runfit ha tenido la oportunidad de entrevistar en exclusiva a Julio Mancera, uno de los corredores descalificados del reciente Maratón de la Ciudad de México. En una situación inédita, Mancera utilizó el coche de un amigo para recortar 30 kilómetros del recorrido oficial de 42,195 km.
«Estuve entrenando para el maratón, pero me lesioné un mes antes del evento. Sabía que no podría correr toda la distancia, pero también quería participar de alguna manera. La idea del coche surgió casi como una broma con amigos, y acabé llevándola a cabo», reconocía Mancera. Ante la pregunta de si mereció la pena, Julio Mancera aseveró que no, que la gloria momentánea no se compara con el peso de saber que no has sido honesto contigo mismo.
«Sentí un alivio momentáneo, sí, pero fue efímero. Al cabo de poco tiempo me di cuenta de la magnitud de mi error», aseveraba el afligido runner.