Desde que Kipchoge decidió embarcarse en el mundo del maratón en 2013, adoptó un régimen de entrenamiento que es un testimonio de persistencia y compromiso. Su base de entrenamiento, situada en Kaptagat, en el corazón del Valle del Rift en Kenia, opera bajo tres fundamentos: simplicidad, enfoque y dedicación. Estos valores han sido cruciales en su ascenso para convertirse en el mejor corredor de maratón del mundo, el más rápido, ganador 5 veces en Berlín y ganador de medallas olímpicas en 2016 y 2020.
El corazón de su entrenamiento: Kaptagat
Kaptagat, ubicado en las elevadas regiones de Kenia a 2500 m sobre el nivel del mar, es el epicentro del entrenamiento de Kipchoge. Históricamente, este lugar fue el hogar de colonos británicos, pero hoy es famoso por ser el epicentro de los corredores de élite, como Moses Tanui y Brimin Kipruto, entre otros.
Bajo la supervisión de su mentor, Patrick Sang, se estableció el campamento de entrenamiento de Global Sports Communication. A pesar de ser un lugar modesto, con instalaciones básicas, alberga a unos 30 atletas quienes, inmersos en la filosofía de la simplicidad, pasan la mayoría de su semana aquí. Kipchoge valora la naturaleza libre de distracciones del campamento, un lugar donde ha invertido casi dos décadas de su vida.
El reconocido entrenador Sang atribuye el auge de Kaptagat al éxito sin precedentes de Kipchoge. El impacto económico y la popularidad del lugar han aumentado exponencialmente gracias a él.
Entrenamiento Kipchoge para maratón
El entrenamiento de Kipchoge para correr una maratón no es muy distinto al de cualquiera de nosotros. Su plan es una mezcla de intensas sesiones de pista (entrenamiento de series), carreras largas y entrenamiento fácil (lo que Kipchoge entiende por «fácil», claro). Dirigido por Sang, el régimen diario de Kipchoge se divide en sesiones matutinas y vespertinas.
Una semana típica en el entrenamiento de Kipchoge implica correr entre 200 y 220 km. Para la mayoría, esta cifra podría parecer astronómica. Pero lo que realmente es sorprendente es la simplicidad con la que aborda su entrenamiento. La monotonía y la repetición son las normas. En lugar de variar constantemente su rutina, Kipchoge se enfoca en lo que él llama carreras «básicas». Estas carreras no tienen adornos; no hay intervalos complicados ni técnicas de alta intensidad. Se trata simplemente de correr a un ritmo constante y acumular horas de entrenamiento de baja intensidad.
La clave de este enfoque está en la constancia. Kipchoge evita la tentación de cambiar constantemente su rutina. En su lugar, busca adaptaciones fisiológicas a través de la repetición disciplinada. Esta repetición se complementa con el principio de no excederse. De las 13 sesiones que realiza a la semana, 10 son carreras lentas y fáciles. Estos recorridos, que oscilan entre 4:00 y 5:00 por kilómetro, parecen fáciles, pero hay que tener en cuenta que se realizan a una altitud de 2.000 metros. Sin embargo, es precisamente este tipo de entrenamiento el que permite a Kipchoge correr maratones a un impresionante ritmo de 2:55 por kilómetro.
La fisiología detrás de este método es clara: el entrenamiento de baja intensidad, que se lleva a cabo en la llamada «zona de entrenamiento aeróbico», impulsa adaptaciones que benefician las carreras de resistencia. Donde muchos corredores fallan es en la tentación de esforzarse demasiado y con demasiada frecuencia, sin dedicar suficiente tiempo a entrenar en zonas más fáciles. Kipchoge demuestra que correr despacio, con constancia y disciplina, es la clave para correr rápidamente cuando realmente importa. Esta teoría es la que refuerzan reconocidos planes de entrenamiento, como el Método Hanson de entrenamiento para maratón que estoy siguiendo en mi preparación para la maratón de San Sebastián.
Lo que destaca en Kipchoge es su total inmersión y dedicación en cada entrenamiento. Según Sang, Kipchoge nunca ha preguntado sobre el plan de entrenamiento anual, mensual o semanal. Simplemente se presenta y sigue las indicaciones.
Además de su entrenamiento físico, Kipchoge valora profundamente las sesiones de fisioterapia. Siempre está acompañado de su fisioterapeuta de confianza, Peter Nduhiu.
Eliud Kipchoge es un testimonio de dedicación, esfuerzo y pasión. Sus logros no solo se deben a su talento innato, sino también a su firme compromiso y enfoque. Desde luego una gran inspiración para todos nosotros.